Y por si teníamos suficiente miedo en el cuerpo con la inestabilidad de los bancos y cajas (yo con suerte, a lo mejor quiebra mi banco y dejo de pagar la hipoteca...) cada día no hacen más que aparecer noticias a favor de los temores menos deseados.
La última "perla" que he encontrado ha sido:
La demanda de oro agota las existencias
con un titular que da aún más miedo: Los inversores no se fían del rebote y agotan las existencias del metal precioso.
Según dice la noticia, las tiendas de ventas de oro se han quedado sin género. Y me pregunto yo: ¿qué pondrá en los carteles de esas personas que hay aquí en Madrid en Sol con el cartel de "vendo oro"? A ver si alguno de mis compañeros de camino para casa tiene la oportunidad de ver si ahora llevan escrito: "ya no vendo oro".
Así que ya lo sabéis: medallistas olímpicos, poseedores de un óscar, divorciados y divorciadas que mantengáis los anillos de compromiso y todos aquellos tíos gilitos en general... hoy os acostareis un poco más ricos.
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