La medidas de la crisis para evitar el paro: que haya más parados

De vuelta a mi rutina de enterarme qué pasa por España (de momento no aspiro a enterarme qué pasa fuera porque bastante tenemos con nuestro país), me he encontrado con el siguiente notición publicadado hoy en el País:
Las empresas reclaman al Gobierno que "ha llegado el momento" de abaratar el despido

Creo que es una de las mayores tesituras con las que me he encontrado en la vida (junto con la desición de elegir si me gusta más el jamón serrano o un buen queso curado): ¿esto beneficia al buen trabajador o beneficia al mal empresario?

Sobre si beneficia al buen trabajador, ya es hora de que en España se instaure la filosofía de "el que vale vale" (con su buena remuneración, sus condiciones especiales y demás ventajas laborales) y el que no a la calle y que venga otro. Es cierto que muchas empresas tienen un lastre de trabajadores que llevan gran cantidad de años trabajando y, sin haber nunca sido realmente producentes, han ido sobreviviendo al pasar de los años. Sin el conocido finiquito, y haría tiempo que estarían fuera de la empresa. Pero, ¿cómo quitarme de encima a una persona que no hace nada me va a costar encima 60.000 euros? Pues así hay más de una.

Pero por otro lado están los malos empresarios. ¿Cuántos de los actuales gerentes de empresa, a la mínima situación de descenso de trabajo o desaveniencias entre compañeros, no se lo van a pensar ni un minuto en pronunciar la también famosa frase de "Pásate por mi despacho a recoger tu carta de despido"?

Ser de un bando o de otro es lo de menos. Lo que está claro es que con esta medida se va a favorecer la salida del trabajador y, habiendo menos trabajo ahora como hay, muchos empresarios no se lo van a pensar 2 veces para reducir sus plantillas, más y cuando les va a costar mucho menos dinero que hasta ahora.

Así que si eres empresario basura ya lo sabes: si echas a un trabajador te va a costar menos; y si contratas a uno que está en el paro tienes reducciones fiscales. Pues a contratar gente como indifinida y echarla a la calle después de un año.

No quiero decir que está medida no sea favorable pero, ésta concretamente, no viene en el momento más propicio para cumplir con su objetivo: aliviar la crisis.